domingo, 29 de enero de 2012

Que si me caigo, yo me levantaré.

Aprendí a no llorar demasiado a menudo sin razón, y a reír cuándo es casi imposible. Aprendí que las promesas son deuda y que algunas personas te curan todo. Aprendí que aunque no podamos ir volando, podemos hacerlo nadando y que esperar no es malo, pero que la paciencia se acaba. Aprendí que a veces te caes y es mejor quedarte en el suelo porque si te levantas y caes en el mismo sitio, duele el doble. Aprendí que dejarse llevar trae problemas, y que lo simple atrae la felicidad. Me enseñaron que dos más dos son cuatro, y que si está rojo te paras. Aprendí que las sonrisas se contagian y que la vergüenza no sirve para nada. Aprendí que no vale la pena llorar por alguien que ríe mientras tu lloras. Aprendí que no hay nada imposible, que sólo hay personas que no lo intentan. Que si quieres algo tienes que luchar por ello, que las cosas no caen del cielo, que si alguien está lejos, sólo tienes que cerrar los ojos para sentirlo cerca. Aprendí que cuando tienes frío, unos brazos que abriguen son mejores que cualquier chaqueta. Que perdonar errores es bueno, por que de ellos se aprende. Que segundas oportunidades nunca fueron buenas, y que a la tercera va la vencida, y para eso hay que pasar por la segunda. Aprendí que todo lo que empieza mal, puede acabar bien. Con el tiempo, me dí cuenta de que los principios dan miedo y los finales te hacen llorar. Que la risa existe para joder a los que no quieres que sonrías, las lágrimas para mojarte la cara y la vergüenza para perder oportunidades.

No hay comentarios:

Publicar un comentario