martes, 21 de febrero de 2012

¡Eres como una droga, niño!

No sé si te habrás dado cuenta, pero para mí eres lo más grande que tuve, tengo y tendré siempre en la vida. Que no te dejaría escapar nunca, sinceramente no puedo dejar que te marches. Me has cambiado la vida, y para mejor, claro está. Me he enganchado a ti, llámame loca, me da igual, pero me he enganchado a ti de tal manera que no te puedo dejar. Me he obsesionado contigo, tú encabezas mi enorme lista de obsesiones, de deseos y de sueños. Eres exactamente como mi marca de heroína, me he enganchado a ti sin conocerte de nada, pero me he atado tan fuerte a ti que ni siquiera yo me lo explico. Jamás te he visto, no te he oído, nunca he sentido tus brazos agarrándome por la cintura ni tus manos acariciándome el pelo, pero no me hace falta verte, oírte, ni sentirte, para saber que eres con el que quiero compartir el resto de mis días, que no te quiero dejar ir, porque sé que no habrá ninguno mejor que tú. Te has convertido en alguien imprescindible, indispensable, esencial en mi vida, eres como el oxigeno, el agua, o cualquier otra substancia necesaria para sobrevivir. Eres increíble, esencal, precioso, como un ''buenos días, princesa'' susurrado al oído un domingo por la mañana, como un abrazo cuando tengo frío, como un bocadillo de nocilla para merendar, como una tarde con amigas por el centro comercial, como un paseo por el parque cogidos de la mano, como ver un amanecer mientras paseamos por la playa, como la luna llena allí en lo alto, como un día sin nubes, como un sábado con partido de fútbol incluido, eres como una marca de heroína en la que yo soy tu yonki, como las lágrimas en una película romántica o los gritos en una de terror, como un café caliente en una tarde fría, como el desayuno en la cama todas las mañanas, como las canciones cantadas bajo la ducha, o como un conjunto de sábanas en una noche de diciembre, como un ''te amo'' cuando te quedas sin palabras, o como un ''no me dejes nunca'' cuando ya está todo dicho. Eres lo mejor de lo mejor. Ten por seguro que nada ni nadie si puede comparar a ti, que nunca te dejaré ir, jamás.

No hay comentarios:

Publicar un comentario