domingo, 5 de febrero de 2012

En realidad, soy transparente.

Si te hubieras fijado, descubrirías que jamás me pinto las uñas de negro, que me gustan los pequeños detalles. Si vieras lo cortos que suelen ser mis pasos, te darías cuenta de que ando despacio. Y si abrieras el primer cajón de mi escritorio, entenderías todas aquellas cosas que me quedaron por decir, e incluso si te atrevieras a abrir el armario de la cocina, sabrías que el colacao y el chocolate son mis grandes aliados para que no se agote mi energía. Puede que si cogieras mi móvil y miraras las canciones, escucharías la banda sonora de mi vida, e incluso es probable que si un día miraras a papelera de mi habitación, te asustaras al ver los gritos que he callado y todas las lágrimas que se han quedado estancadas en mis ojos. Pon el ojo en mi cámara y mira el mundo a mi manera, puede que así consigas entender todos mis miedos. Pasa el dedo por mis uñas, así quizás entiendas que soy frágil y me consumen los nervios, o simplemente cierra los ojos, pon las manos en mis mejillas y sabrás si la vergüenza ha desaparecido. Abrázate a mi almohada y descubrirás de que están hechos mis sueños. Pero si quieres, olvídate de todo lo demás y mírame a los ojos.

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