jueves, 9 de febrero de 2012

1, 2, 3, 4, 5, 6, 7...1200 kilómetros.

No me digas nada sobre sus ojos azules, si soy yo la que cada noche sueña con ellos. Y tampoco quiero oír nada sobre su pelo oscuro, ni sobre su boca, pues es lo único que veo a cada instante. Ni me digas nada sobre su cuerpo, que sin tocarlo, lo sé de memoria. Ni de religión, porque él podría conquistar más mundo de lo que ha hecho cualquier otro. Y tampoco me hables de canciones ni de melodías cautivadoras de medio mundo si no has escuchado su voz, porque entonces dirías que Beethoven o Bach fueron personas que no sabían ni escribir notas en un pentagrama. Tampoco me hables de su increíble voz, de como me podría decir un te quiero, si no sabes cuanto deseo que me llame. No me hables de distancia, si nunca has tenido claro ese concepto. Ni tampoco quiero oír hablar de leyes, ya que hasta el más inteligente podría cometer el mayor de los delitos solo por eso de que: ''en el amor todo vale''. No me hables de cosas imposible si jamás has intentado nada o si todo lo que has intentado a lo largo de tu vida, fracasaste. Y no quiero oír hablar de Descartes, que dice que ahora mismo podría estar soñando y que nada puede decirme que el mundo sea verdad, porque si este viviera todavía, iría hasta donde estuviese y le derrumbaría toda su teoría. Porque él le da el sentido al mundo, él es la pila del motor, él es el único motivo por el que estoy aquí.

No hay comentarios:

Publicar un comentario