sábado, 3 de marzo de 2012

Hola, si, soy yo, tu princesa, tu enana, el amor de tu vida.

-¿Si?
+Hola, ¿sabes quien soy? 
-No.
+¿No? Bueno, no te diré quien soy, solo que soy el amor de tu vida, ¿que pasa? ¿no reconoces mi voz? Ah, es verdad, nunca la has escuchado...Da igual, no hables, quédate callado, ahora me toca hablar a mi, me he callado demasiadas cosas. Hemos perdido, no hay cosas imposibles, nosotros lo hemos intentado y hemos perdido, los dos y por segunda vez, esto ya lo he vivido una vez y me toca volver a sentir lo mismo, ley de vida ¿no? No supimos cumplir ni una sola promesa, nos prometimos tanto en tan poco tiempo que las cosas se nos fueron de las manos, el tiempo se agotó y la distancia se iba haciendo grande. Las promesas ¿recuerdas? esas promesas rotas, destrozadas, si quieres volver a verlas búscalas en el suelo, se derrumbaron cuando decidimos rendirnos y abandonar de una vez por todas. Las conversaciones por chat, los privados y todos y cada uno de los comentarios búscalos en la papelera, decidí tirarlo todo cuando me dejaste bien claro que ya no era nada para ti. Las fotos, nuestras fotos aunque en ninguna saliéramos juntos, estarán en el fondo de algún cajón, en la estantería o decorando alguna pared pero desde luego la pared de mi casa no. Los goles que prometiste dedicarme puedes regalarlos o vendérselos a otra chica, yo ya no los quiero, y todas las películas de terror que nos quedan por ver juntos búscalas en casa de cualquier chica, ella sabrá darte lo que yo nunca pude entregarte. Todos los besos, abrazos y caricias, siguen esperando en un rincón una reconciliación y las miradas cómplices prometidas búscalas en el espejo de tu habitación. Los te quiero, te amo y demás estarán en la papelera guardados dentro de aquellas conversaciones por chat. Los recuerdos, tus recuerdos, búscalos en tu cabeza, sé que aún siguen ahí y que jamás se irán, en algún rincón estarán. Y todos los motes cariñosos que te inventabas para decírmelos a mi, desde el más estúpido al más tierno, desde el más inocente al más increíble no los busques en ninguna parte, se esfumaron con una ráfaga de viento cuando abrí la puerta y me largué.

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